Capítulo 01.
En algún lugar de Seul, un omega rubio amielado, era regañado y echado de su trabajo que consiguió hace solo una semana...
―Le prometo que es un mal entendido, eso jamás pasó ―rogaba Jimin a su jefe. Antiguo jefe más bien.
―¡Ella dice que es cierto! ¿Cómo quieres que cuestione algo así? ―señaló el hombre.
―¡No fui yo! Ella intentó sobrepasarse conmigo ―dijo Jimin.
―N-No es verdad ―mintió una castaña detrás de su jefe.
―Por favor no lo niegues, si quieres decir que fue un accidente entonces lo dejaré pasar pero no me culpes de algo así, sabes cuanto necesito este trabajo ―pidió Jimin con desesperación a la muchacha.
La chica bajó la mirada sujetando con fuerza su delantal.
―¡Y ahora pides que ella te cubra y admita la culpa de algo como eso! ¡Estás despedido Park, quiero tus cosas fuera de mi restaurante!
―¡No! ¡No por favor! ―Jimin se hincó sujetando las manos del hombre. Jamás se había humillado así pero realmente necesitaba el sueldo y si se iba ahora tenía entendido que no se lo darían―. Nayeon ―miró a la chica, una beta―, te lo ruego.
―Lo siento ―susurró en respuesta.
―¡Largo! ―el hombre empujó a Jimin importándole menos y luego se marchó junto a Nayeon mirándole con tristeza.
―Mierda ―murmuró el omega levantándose y secando sus ojos con lágrimas que amenazaban salir.
Jimin tomó sus cosas, despidiéndose de algunas buenas personas que había conocido allí, sacó su celular marcando a su contacto de emergencia, su contacto de refugio.
Luego de solo el primer tono de llamada, fue respondido, y Jimin siempre había estado agradecido de que su mejor amigo fuese rápido en contestarle.
―Taehyungie... ―murmuró con voz entrecortada.
―Mándame tu ubicación, no te muevas. Voy en camino ―Jimin colgó la llamada y envió lo que su mejor amigo pidió.
Park Jimin y Kim Taehyung eran mejores amigos desde que Jimin tenía quince años y Taehyung diecisiete, este era un delta, iniciaron siendo vecinos y su relación se profundizó gracias a que sus madres eran muy amigas. Un día en un accidente trágico, sus madres, junto a otros vecinos, fallecieron en un incendio, ambos chicos habían llegado de trabajar para poder pagar las rentas de sus casas.
Desde ese entonces ninguno se separó jamas del otro, tuvieron que buscar un nuevo lugar donde quedarse con lo poco que les había sobrado ya que las caseras les ordenaron pagar los daños de los cuales no habían tenido culpa. Ahora vivian juntos en un reducido departamento rentado, si bien Taehyung había tenido trabajos más duraderos que Jimin pero no era suficiente por los costos de alojamiento y comidas.
Ahora Jimin se encontraba sentado en una banca mientras esperaba por su mejor amigo, una parte de él siempre había estado arrepentido de llamarle cada que eso sucedía ya que el pelinegro dejaba todo para ir a su lado; y eso había sido una de las mayores causas de despido para el mayor.
Jimin suspiró pesado mirando al frente, tal vez juzgando un poco a las personas que se paseaban frente suyo.
Hasta que su nariz percibió un olor a angustia y tristeza, miró a su alrededor y entonces se enfocó en una niña, llorando en medio del paso de la gente. Esta tenía sus cabellos castaños atados a una coleta con un moñito lila decorandole, usaba un vestidito rosa pastel con encajes blancos de seda en los bordes de sus mangas largas y zapatitos color crema. Sus mejillitas, nariz y ojitos de un color carmín y un rastro de lágrimas por el llanto.
Jimin se acercó, percatándose de que a pesar de que la pequeña se miraba asustada y sus facciones demostraban un llanto incesable, no salía ruido alguno.
―Hola... ―susurró poniéndose a la altura de la menor.
Ella retrocedió unos pasos pero miró a Jimin aún en llanto, no tanto como antes.
―¿Estás perdida? ¿Dónde están tus padres? Eres alguien muy pequeña para estar sola ―frunció sus labios mirando a su alrededor en busca de alguna persona que reconociera a la infante.
La pequeña sorbió su naricita y limpió sus manitos en su vestido.
―¿Cómo te llamas? ―preguntó Jimin a una distancia prudente de la menor.
La castañita seguía soltando lágrimas sin responder, ahora miraba el pavimento. Jimin entendió que tal vez sus padres le enseñaron a no hablar con extraños y sonrió enternecido.
―Yo soy Park Jimin ―saludó con una mano y una corta sonrisa.
La niña le miró dudosa y luego señaló sus zapatitos color crema.
Jimin miró en esa dirección y se dio cuenta que estaban decoradas con dos florecitas cada uno pero a un par se le había caido una. El rubio amielado hizo cara de sorpresa ―No puede ser, ¿eso buscabas?
La niña asintió sin mirarlo.
―Y te perdiste.
Volvió a asentir con lágrimas más gruesas cayendo por sus mejillitas.
―¿Estabas con mamá?
La menor lo miró negando.
―¿Papá?
Volvió a negar.
―Bien... ―miró a su alrededor y se levantó―. ¿Te parece si te ayudo a buscar? Si reconoces a alguien solo avisame, ¿de acuerdo?
La menor limpió sus ojos e intentó tomar la mano de Jimin pero no podía ya que no alcanzaba.
Jimin rió ―Puedo cargarte, ¿está bien si lo hago?
Ella extendió sus brazos a Jimin y este la sostuvo con una sonrisa empezando a caminar. Quiso soltar un poco de su olor para calmar a la menor, lo cual consiguió con éxito.
―¿Cuántos años tienes?
La castañita miró sus dedos de las manos y levantó cinco. Luego miró a Jimin y tocó su pecho señalando.
―¿Yo? ―ella asintió―. Bueno, mis dedos no los pueden contar pero tengo veintinueve.
La niña lo miró por unos segundos y luego sonrió.
Jimin negó divertido y siguieron caminando hasta que escuchó unos gritos desesperados que lo alertaron a él y la pequeña en sus brazos.
―¡NingNing! ―gritó un joven pelinegro―. ¡NingNing!
―¡NingNing! ―exclamó una joven de cabellos castaños, similar a la pequeña.
Jimin frunció el ceño algo confundido.
―¡NingNing! ¡NingNing somos nosotros! ―exclamó un par de chicos menores buscando al igual que los otros.
―Esa mocosa, ¿dónde se metió? Le dije que no se moviera de mi lado ―habló furiosa una mujer con el ceño fruncido cargando a una bebé.
―¡Papá ya sabe que la perdiste! ―exclamó un niño.
―Si hubieses prestado atención a ella y no a los vestidos en el escaparate, esto no hubiese ocurrido ―dijo la chica mayor mientras miraba asustada a todos lados.
―Papá te va a despedir después de esto ―le dijo un chico alto pero no parecía del todo mayor que los otros dos.
La niña en los brazos de Jimin se removió mirando en dirección a todos ellos.
―Conque tú eres NingNing ―la pequeña lo miró y Jimin sonrió―. Vamos.
El omega se acercó a ellos y cuando visualizaron a la menor en sus brazos salieron corriendo, Jimin entregó a la niña en los brazos de la chica.
―¡No vuelvas a irte así! ―regañó asustada y aliviada―. Casi nos matas del susto ―empezó a revisarla, asegurándose de que todo en ella esté bien.
―Muchas gracias por encontrarla ―agradeció un chico castaño con sonrisa.
―Tenemos que irnos ―sentenció la mujer con la bebé en brazos―. Esa escuincla me ha metido en un problema ―jaló de la muñeca a la chica con NingNing.
―¡Hey, suelta a mi hermana! ―defendió el chico pelinegro.
En un corto tiempo se había vuelto una discusión y aromas distintos de frustración y miedo.
Jimin miró como NingNing volvía a llorar sin hacer ruido. Rápidamente se abrió camino y apartó la mano de la chica sobre la hermana de la pequeña ―Los estás lastimando ―frunció el ceño.
―No te metas ―le dijo la otra mientras entregaba a la bebé en los brazos del chico mayor.
―Nosotros podemos encargarnos, gracias por encontrar a mi hermanita pero será mejor que se vaya ―le dijo el hermano mayor cargando a la bebé.
―Pero ella-
―Deje de meterse en asuntos personales ―volvió a tomar con fuerza el brazo de la chica la cual se quejó.
Jimin no supo en qué momento NingNing estaba ahora en sus brazos oculta en su cuello mientras aún seguían los jaloneos y él intentaba alejar a la mujer de la chica.
De pronto una mano fuerte tomó la de la mujer y la levantó para quedar cara a cara ―No vuelvas a ponerle una mano encima a mis hijos. Estás despedida ―dijo con firmeza un hombre con traje negro, ojos oscuros y cabello castaño, similar al de NingNing y la chica que ahora estaba detrás de Jimin.
―P-Pero señor Jeon-
―Te quiero lejos, no te atrevas a pisar mi casa de nuevo ―la soltó con brusquedad mirando a uno de los hombres que se encontraba a distancia prudente―. Jackson, Mark, acompañen a la señorita Kim a empacar y saquenla de mi casa antes de que regrese.
Los dos hombres asintieron y se llevaron a la mujer.
Jimin talló la espalda de la pequeña quien aún seguía escondida en su cuello, aún soltando feromonas para calmarla.
Los demás abrazaron a su padre agradeciendo que haya llegado en un momento oportuno.
―NingNing... ―el hombre miró a Jimin y luego a su hija. El omega se sintió desfallecer por un momento, el aroma a café y cedro.
La pequeña salió de su escondite y estiró con entusiasmo los brazos a su papá, quien al cargarla sonrió y besó su frente.
―Pequeña escurridiza, casi haces que me dé un ataque al corazón por el susto, NiNi ―la menor abrazó a su padre del cuello en señal de disculpa―. Supongo que fue usted quien halló a mi hija, gracias ―el hombre se inclinó.
―N-No es nada ―respondió Jimin nervioso.
―¿Puedo saber su nombre? Si hay una forma de agradecerle-
―¡Minnie! ¡Minnie! ―un pelinegro corría en su dirección―. Debemos irnos, ahora ―lo tomó de la mano.
―¿Pasó algo? ―cuestionó.
Taehyung miró al hombre con la niña en brazos y otros más detrás. Se acercó para susurrar: ―Nos están desalojando, Minnie.
Y entonces Jimin recordó porqué necesitaba su empleo recién perdido. Asintió dispuesto a irse de una vez.
―Oye, espera ―le habló el castaño tomando su otra mano. Al estar más cerca de Jimin, notó su aroma, neroli y jazmín.
―Ah, es verdad ―sonrió un poco―. Soy Park Jimin, no hace falta algún tipo de recompensa. Fue un gusto, adiós NingNing ―el hombre castaño lo soltó despacio y Jimin se despidió con la mano de la pequeña quien solo le miró haciendo lo mismo pero con timidez.
Luego de eso Jimin y Taehyung se dirigieron en dirección a su departamento, sin duda había sido un día cansado. Al llegar vieron como sacaban sus pocas cosas del departamento, Taehyung intentó convencer a la encargada pero fue inutil ya que los había echado a la calle, cerrando las puertas principales del lugar.
Jimin se abrazaba a si mismo ―Lo siento, si no me hubiesen despedido hoy, tendría el dinero para pagar.
El pelinegro suspiró y negó, abrazando a Jimin por los hombros ―No es tu culpa, está bien. Yo debí aceptar a tomar los dos turnos, eso al menos nos hubiese dado más tiempo para empacar o ver otro lugar para quedarnos.
―Taehyungie... ¿Qué haremos ahora? ―preguntó preocupado.
―Le pediré a un amigo quedarnos a dormir por lo menos dos noches, en lo que encontramos un lugar.
Jimin asintió suspirando. Su situación económica y la de su mejor amigo, jamás había sido buena y estaba cansado de eso, cansado de no tener algo fijo y llamarle hogar, aunque el pelinegro a su lado era suficiente.
―¿Qué pasó hoy en el trabajo, Minnie?
―Me despidieron.
Taehyung rió ―Lo sé, sé que te despidieron, me refiero a qué lo provocó esta vez. ¿Volviste a quemar las ollas?
―No ―Jimin frunció el ceño―. Ya no me pido la cocina después de eso.
―¿Entonces? ―preguntó Kim acariciando el cabello de su mejor amigo.
―¿Recuerdas a Nayeon?
―La beta que andaba detrás de ti y prácticamente te acosaba, claro que la recuerdo, y eso que solo se conocieron hace una semana.
―Bueno... Intentó sobrepasarse conmigo hoy...
Taehyung lo miró con seriedad ―¿Que intentó, qué?
―Se me insinuó de más, desabotonó su camisa mientras yo limpiaba algunas mesas, se subía su falda de trabajo e intentó besarme en la cocina...
―Maldita loca ―el pelinegro frunció el ceño.
―Me negué y la alejé, cuando seguía intentando estar sobre mi, el jefe llegó y ella lloró diciendo que quería... tocarla ―Jimin bajó la mirada―. Rogué para seguir trabajando, yo me... arrodillé, pero terminó despidiéndome.
―Escúchame, Jimin ―lo tomó por los hombros―. No es tu culpa, nada de eso que pasó es culpa tuya, iré y-
―No ―negó rápidamente ―. Solo no quiero más problemas ―su celular vibró y maldijo.
―Contesta, puede que se enoje. Mientras llamaré a mi amigo.
Jimin asintió separándose del cálido abrazo.
―¿Si? ―respondió aquella llamada.
―Jiminnie, ¿te volvieron a correr?
Jimin iba a responder pero se vio interrumpido.
―Necesitamos hablar, me contaron lo que pasó en tu último trabajo ―sonó algo molesto.
―Sí... Sobre eso, espero que no lo creas, porque es mentira, me conoces Jaehyunnie ―dijo nervioso mirando a Taehyung. El pelinegro se acercó aún hablando con su amigo por mensaje.
―Eso lo decidiré yo, te quiero ver mañana temprano en mi departamento. ―sin más cortó la llamada.
Jimin suspiró.
―Buenas noticias, mi amigo nos dejará quedarnos el tiempo que queramos en su casa, tiene un cuarto grande con baño así que podemos acoplarnos bien de momento. ¿Qué dices?
Jimin asintió ―Me alegra que al menos eso haya salido bien.
Taehyung suspiró abrazando a Jimin, el rubio se aferró con fuerza ―Sabes que no estoy muy de acuerdo sobre tu relación con Jaehyun, pero siempre te voy a apoyar. Si quieres que te acompañe mañana, iré contigo.
―Pero tienes trabajo, es temprano ―susurró.
―Ningún trabajo será más importante que tú ―besó la frente de Jimin y se alejó sonriendo―. Vayamos a descansar, tuvimos un día muy largo.
Jimin asintió tomando las pocas cosas junto a Taehyung, el rubio sujetó el brazo del pelinegro con una sonrisa al escuchar como le contaba una anécdota de su trabajo. Jimin amaba las sonrisas que le sacaba Taehyung, y el pelinegro era feliz con eso.
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